Los Beatniks graban en 1966 el primer disco del rock
nacional: Rebelde |
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B.A.Rock Festival de Música Progresiva de Buenos Aires, fue el acontecimiento de musica pop mas importante que se haya registrado en la Argentina. Oprganizado por la revista Pelo, el festival duró 5 días, concurrieron 130.000 personas, participaron 31 conjuntos y tres solistas. (archivo revista Pelo, Octubre 1970) Reportaje aAníbal Uset director de la película Hasta que se ponga el sol en el programa Rocanrol.
- Cómo
filmaste Rock Hasta Que Se Ponga El Sol? Chat Uset "la pelicula se gestó
porque Aries tenia Diego Bruno: Aníbal,
vos que estuviste en los 60 en Capitán Beto: ¿Es
cierto que no querias incluir a Sui Josi: Grupos como
Aquelarre, no aparecen en la Diego Bruno: Aníbal la
gente a la que reporteas en la Tano: Qué le faltó a
Tango Feroz para ser realmente un documento? "Los músicos, como
los actores, son seres bastantes indefensos, y hay que quererlos"
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La carga anecdótica de las tortas de cumpleaños desencadena inevitablemente una fiesta en la redacción (cualquier excusa es buena para que la gente se divierta, ¿no es cierto, Muñoz?). La alegría de tanto estar encerrada y andar, rebotando frente a televisores y otras alienaciones, se suelta y nos levanta a todos por el aire, ayudados por una buena cantidad de vino que mágicamente siempre pinta en todos los acontecimientos del Expreso. Nadie . toca bocina, pero cada cual se manifiesta como puede, formando espontáneamente cuadros vivos realmente asombrosos. Por ejemplo: Rolando Rojo entre en éxtasis cantando sus boleros progresivos, mientras Pettinato, huyendo de la vejez, lanza un monólogo ante miles de espectadores. De pronto se detiene temblando de emoción: Tom Wolfe ha entrado en la sala. Sin inmutarse, Gustavo Schwartz habla de video, siendo escuchado atentamente por Alfredo y Fernando mientras bailan un furioso can-can. D'Amato no se da por vencido e insiste en descifrar el inconciente colectivo de la fiesta. Claudio Kleiman, bastante alcoholizado, se emociona indefectiblemente cada vez que pasa ante la foto de Bob Dylan. Ana intenta coordinar el ciclón desde su callado puesto de observación pero es inútil ' porque Pipo la confunde contándole historias de viajes imposibles. E que cumple su papel de fuente energética es Alberto, que azuza al tropel con un estentóreo %Vamos todavía!" Con todo entusiasmo comenzamos a anunciarlo en la vieja Mordisco. Lamentablemente, no todo iba demasiado bien por allí, ya que nuestros editores tenían las mismas virtudes que los mejores representantes de rock, y en poco tiempo ni el nombre Mordisco sirvió para ahuyentar a implacables acreedores que acribillándonos con diversos timbres nos mantenían buena parte del día debajo de nuestros escritores. Salíamos cuando podíamos, cada dos o tres meses, pero sin perder optimismo, seguimos anunciando al Expreso hace que cerramos la revista, y así, cuando nos fuimos dispersando, Eduardo Camblor, Pelusa, Néstor, Hugo, Alfredo sentimos tanta frustración por Mordisco como por el Expreso. Todos los proyectos se fueron reduciendo hasta quedar escondidos dentro de una carpeta. Pero la cosa ya tenía vida propia y hasta en el azar seguía encontrando sus formas. Y as¡ fue que Rossanroll (no podía estar ausente en esta historia), nos presentó a Pipo y a mí. Nos conocíamos sólo a través de amigos y de haber leído nuestras cosas que criticábamos con la misma acidez. Sin embargo, desde el primer momento quedamos enganchados en el Expreso que empezó a tener más fuerza que nunca. En medio de viajes, nacimientos, y demás yerbas, muchas noches nos reuníamos para imaginar la revista, y aunque realmente no teníamos la más remota idea de cómo materializar el proyecto. Para nosotros sin embargo era una cosa hecha."Hecha la ley, hecha la trampa le decía un abogado a otro mientras yo subía en el ascensor para ver al Dr. Ohanian y registrar de una vez por todas los nombres de Expreso y Mordisco que estaban colgados, y en cualquier momento podían terminar como marcas de galletitas. Mi relación con abogados nunca había sido demasiado afortunada, pero esta vez fue distinto. Cuando le dije el nombre de las revistas se interesó. El había sido lector de Mordisco, y también tenía su historia. Iba solo a ver recitales, y a que ninguno de sus amigos le hacía gamba en el viaje. Le mostré la carpeta, y cuando me iba me dijo "tengo unos amigos que tal vez les pueda interesar la idea". Inesperadamente él t ambié n quedó atrapado en la película del Expreso. Primero ocupamos uno de los dos ambientes de su estudio. Luego tratamos de explicarle con Pipo que aparte de redactar la revista teníamos poca idea de todo Este fue nuestro primer volante anunciando al E.I. Como se puede leer entre líneas, nosotros teníamos más dudas que Little Nemo. El grupo seguía creciendo. Nos reencontramos con Pelusa Confalonieri, Edy Rodríguez y también con Alfredo Rosso que tanto ánimo nos había dado, trayendo esta vez consigo a Fernando Basabru y Claudio Kleiman, quienes más tarde se convertirian en el famoso trío de Mordisco. Horacio Fontova vino también a vernos con un montón de dibujos. Inmediatamente elegimos uno para el primer afiche que pegamos en la calle. Se nos ocurrió poner uno en nuestra pieza de redacción de 4 por 3. Su presencia fue tan contundente que la cara del payaso quedó para siempre unida al Expreso. Parecía increíble pero era cierto. Ya se había comprado el papel y el imprentero Paladino recostado en la pequeña Cabrenta que imprimía de a un solo pliego por vez, nos decía: "no se preocupen muchachos que les va a salir fenómena y además si se traen a algunos amigos la intercalamos y la abrochamos en dos patadas". Fuimos todos los muchachos con parientes y amigos y las dos patadas fueron exactamente dos días sin dormir armando a mano 15.000 ejemplares. Cuando terminamos y salimos por fin a la calle, parecíamos astronautas durante un recreo. Pero ahí estaba delante nuestro, empaquetada, con su extraño formato, ni diario ni revista, y la tapa dibujada por el negro Azzari para el primer proyecto. El maravilloso juego de gastar las noches hablando del E.I. había terminado y ahora teníamos que enfrentarnos con la realidad: sin sacarle el cuerpo, sin quedar atrapados por ella. Habíamos querido salir solo por el gusto de ver por nosotros mismos y queríamos aprender a transmitir lo más fielmente posible lo que veíamos. De entrada tuvimos que superar nuestra falta de oficio. Si bien por un lado esta carencia nos colocó a veces en situaciones caóticas (principalmente en aquellos terribles primeros cierres), también es cierto que nos permitió la gran aventura de descubrir los secretos resortes por nosotros mismos (alguna vez quisimos contactar nos con periodistas profesionales como para aprender de ellos. Pero indefectiblemente sentimos que nos apartábamos de ese espíritu que profundamente queríamos encontrar y que afortunadamente hoy seguimos buscando). La redacción comenzaba a funcionar y poco a poco entramos en contacto con un mundo no solo de poetas, músicos y dibujantes, sino también con los personajes más insólitos: alpinistas, titiriteros, trotamundos, investigadores profesionales e incluso un inventor de una máquina de movimiento con- (que nunca logró convencernos de que funcionaba pero eso no importa demasiado). Sin darnos cuenta se estaba abriendo a nuestro alrededor un espacio en el que se encontraban los buscadores de imposible. Otra ilustración de Horacio Fontova Por supuesto la música, que fue la razón principal de que nos encontráramos casi todos nosotros, luego del primer número rebalsó la idea inicial de ser una sección más del Expreso haciendo renacer en el segundo número al antiguo Mordisco. Otro increíble afiche de Fontova la anunció en la calle. Desde ese momento Mordisco y el Expreso Imaginario se complementaron en un perfecto Ying - Yang, pero no exento de tensiones capaces de desatar las únicas discusiones violentas, de nuestra (por lo general) alegre redacción. Estas discusiones se producían y se producirán principalmente por dos razones: una cuando nos toca resolver el espacio que le corresponde a cada uno en la cuadrícula (nadie imagina de lo que es capaz Basabru para robarle una página al Expreso), y la otra cuando nos enfrentamos a causa de la sección de críticas musicales, en la que por lo general nunca estamos de acuerdo. Probablemente se deba a esta situación que muchos lectores nos aconsejen "cortenlá con Mordisco" o "por qué no la hacen toda de rock, locos? Claro está que esa violencia a veces también nos une, cuando alguno que otro productor algo descolgado, nos desliza "no podrían sacar alguna nota, aunque sea pagando algo?", "pero che, si se hace así en todas las revistas del mundo". ¡Así, en todas las revistas del mundo?! Plaff! Y en esa respuesta volvemos a encontrar la calma. Llegó un momento en que las dos habitaciones ya nos quedaban chicas y conseguimos trasladarnos a nuestra grande y vieja casa actual. Era increíble ver -en el transcurso de pocos meses la cantidad de colaboradores que, casi espontáneamente, se habían incorporado al staff: Uberto, María Beatriz, Anibal, José Luis D'Amato, Abel Giménez, etc., etc., todos, absolutamente todos moviéndose frenéticos detrás de alguna idea alucinante. Tantos que imprevistamente se podía ver a Cerrutti haciendo un alto en la crítica de espectáculos para disfrazarse de troglodita en su papel de la fotonovela o a Eduardo Martí destrozando un tanque de agua en su afán de lograr una mejor toma. También en la parte gráfica la cosa había crecido, ya Horacio no estaba1solo., Rolando Rojo, Resorte Hornos y otros le afanaban los lápices para garabatear también en el Expreso. Probablemente el resultado de todo ,este extraordinario despliegue de energías no se tradujera demasiado en la revista, pero hay que comprender que estábamos tan ocupados en todo esto que nos nos quedaba mucho tiempo. Todo crecía vertiginosamente a nuestro alrededor, casi en la misma medida que se reducían las finanzas. Y aunque muchos un poco ingenuamente nos felicitaban por la falta de publicidad, ya veíamos con temor el panorama futuro. Afortunadamente la providencia nos regaló a Isabel Mouzo que dotada de talento y gracia revitalizó lo suficiente de combustible al Expreso como para poder seguir adelante en este difícil proceso económico capaz de hacer fracasar aún a proyectos más sensatos que éste porque vale la pena recordar una vez más que por el viaje en camioneta a toda velocidad por las calles de Buenos Aires de cualquier revista el lector debe pagar un recargo del 50 % del precio de tapa. Cosas de este tipo hicieron que más de una vez tuviéramos que adecuar e 1 material de la revista a las contingencias económicas. Increíblemente estas reducciones no repercutieron en la relación con ustedes, que sin duda han sido la pieza clave para nuestro aprendizaje en estos 24 números, ya que a través del Correo de Lectores (y no sólo allí) más allá de palos 0 aliento nos revitalizó permanentemente enfrentándonos con miles de ideas distintas sino que de ahí surgieron gran parte de nuestros colaboradores del interior e incluso algunos se relacionaron directamente con nosotros como el querido Diego o la unánimemente aclamada Sandra Russo... y por qué no, difícilmente hubiéramos encontrado sin ese Correo el ánimo suficiente para superar la crisis, qué crisis?!, del número 19. Estos dos años han sido realmente intensos para todos nosotros porque estuvimos en contacto con ese mundo en permanente transformación de los que todavía pueden dar amor. Afortunadamente en cada uno de los números de este Expreso apareció un nuevo pasajero que nos enseñó a subir un nuevo escalón más arriba como Pedro Godoy que a los 78 años sigue buscando éxtasis invictos. Cada uno de ellos a través de distintos caminos nos acercó un poco más a ese punto perfecto donde se puede recuperar una visión real del cielo y de la tierra en este proceso de progresiva deshumanización. El viaje continúa. (Jorge Pistocchi)
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ROCK NACIONAL, CRONICAS DE LA RESISTENCIA JUVENIL por Pablo Vila Con el golpe militar de 1976 aparece en nuestro país el miedo como un atributo social; por miedo, la sociedad civil se repliega sobre sí misma en el marco de una situación de vacío de referentes. En un intento muy profundo de redefinir las identidades políticas tradicionales, el proceso militar procede a desarticular los colectivos. Toda forma de reunión colectiva es peligrosa y por lo tanto se la prohíbe o controla. Surge el joven-sospechoso, debido a que la mirada y el discurso han unificado los dos términos, neutralizando la oposición de los mismos. El ser joven "remitía" a 'lo delictivo', pero no exclusivamente a lo delictivo determinado de acuerdo a una caracterización legal, sino mezclado con 'lo conspirativo', con las 'cosas raras': una imprecisa potencia disolutoria.
"Ir a un recital era como una necesidad. No dejábamos pasar ninguno. Había una necesidad tremenda de estar juntos... de participar en algo, y a la vez estar seguro." (Ricardo, empleado, bancario, 31 años). "Era una época en que gastabas mucha más guita en recitales que en discos. ¡Gastabas mucha más guita! Pero es la época en que se empezó a escuchar discos en común. A nosotros, por ejemplo, en esa época se nos ocurrió juntarlos, entre 15 ó 10 tipos. Hicimos una discoteca gigante y escuchábamos discos entre todos. Porque era la única forma de ... de repetir el clima de los recitales, ¿viste? Nadie tenía discos en su casa, todos quedaban depositados en la casa del flaco que centralizaba. O sea que teníamos todo colectivo, ¿viste? Es que la música la vivíamos como algo colectivo... ¡es que era lo poco que tenías de colectivo!" (Carlos, empleado, 30 años). "Yo creo que vos adentro del recital querías a la gente, y afuera no. Yo no sé si era por la música o por tu predisposición... pero era oomo que vos tenías la necesidad de quererla a la gente, y que te quisieran. Es que vos a la gente de la calle no la querías... aparte te ibas al recital con las ganas de que toda la gente de afuera fuera como la del recital. ¡Es que vos mirabas a la gente en los recitales y te parecía que todo el mundo era lindo! Porque vos veías a la gente que te miraba como... como mira un ser humano, ¿viste? Con algo en los ojos, y afuera miraban todos vacíos, ¿viste? Entonces tenías dos realidades totalmente diferentes, ¡bah!, una realidad que vendría a ser la verdadera, la primaria, que es la de estar en el recital, ¿viste? Y después tenías la realidad-realidad, que era la posta, ¿viste? (Carlos, empleado, 30 años). Peregrinaciones Juveniles a Luján "¡La gran mayoría de la gente que iba era de condición social bastante baja, y gente muy nucleada al rock, muy ligada al rock! Yo recuerdo que, por ejemplo, era muy común que, bueno... alguien llevaba un grabador, y se juntaban 20, 25 personas ó 30, que no tenían relación entre sí más que encontrarse en ese lugar, y se nucleaban atrededor de un grabador. Y de pronto al lado tuyo pasaba un curita con un grupito de catecismo, rezando, cosas así, y todo el mundo a las puteadas porque el cura, ¿viste?, por ahí te tapaba la música. Yo después pensaba y decía ¡qué hijos de puta! porque en realidad era una cosa de la Iglesìa, nosotros ahí no teníamos nada que ver. Era fortuita nuestra presencia. ¡Vos ibas a otra cosa! Aparte te digo... llegabas allá, normalmente creo que en Luján después hay una misa, en la plaza. Y nosotros ni pelota; de Luján al micro y a casa." (Carlos, empleado, 30 años). Es tan importante el fenómeno comunicativo que se genera alededor del Expreso, que su sección más importante (esto dicho por todos los entrevistados y por su director, Jorge Pistocchi) es el Correo de Lectores. El fenómeno de comunicación que se produce en dicha sección (lectores-revista; revista-lectores y lectores entre sí intercambian contínuamente mensajes) es realmente impresionante, y justificaría un estudio en sí mismo, ya que creo que no tiene parangón alguno en nuestro medio.
"Vos me ayudás a perder el temor". Carlos, noviembre 1976. "... el Expreso ... juega muy en serio en romper el miedo del mundo, a quebrar ... las aberrantes mentiras". Daniel, noviembre 1976. "... ustedes ... Son los que vienen bien ... Son casi una pequeñita vanguardia en estos momentos ..." Laura, setiembre 1977. "... es lindo encontrar a alguien que piensa como uno... y que por medio de esta revista podamos comunicarnos." Mariana, julio 1977. "Con (cartas como ésta) me doy cuenta que somos muchos ... los que estamos en la misma senda." Juan, agosto 1977. De esta manera el Expreso Imaginario rompe, así como a otro nivel lo hacen los recitales, con el monopolio del discurso que intenta instaurar el régimen, inaugurando una corriente de comunicación que afianza a un actor colectivo
Para la lógica de la dictadura había relación entre movimiento de rock y subversión, la cuestión era desarticular el circuito de los recitales, dado que éste era el ámbito privilegiado de constitución del "nosotros" del movimiento. En primer lugar, ya a fines de 1976 y principios de 1977, se comienza a boicotear la realización de los encuentros de menor envergadura. La bomba de gases lacrimógenos que estalla en el recitaÍ de Alas en el cine Ritz de Belgrano es un ejemplo de este tipo de accionar. Luego, sobre todo en los primeros meses de 1977, se incrementa la represión policial en los grandes encuentros del Luna Park. Cientos de detenidos por averiguación de antecedentes son literalinente "arreados" antes y después de cada evento. Y, por fin, se "recomienda" a los propietarios de salas de espectáculos que no alquilen las mismas para recitales de rock. El movimiento intenta refugiarse en pequeños escenarios, principalmente de colegios y de sindicatos, no obstante lo cual la ofensiva es de tal envergadura que hacia fines de 1977, ante la imposibilidad de hacer recitales, gran parte de los conjuntos se disuelve, y los principales músicos deben emigrar al exterior para poder seguir trabajando. Hacia fìnes de 1977 estalla la "Fiebre del sábado a la noche" y la música-disco, de la mano de los Bee Gees, Donna Summers, etc., inunda el panorama musical. La discoteca reemplaza al recital. El baile sustituye al canto. El inglés al castellano. La incomunicación a la comunicación. La sensación que embarga a los partìcipantes del movimiento, es que el rock nacional se muere. Los partícipes del movimiento quedan atrapados en un clima de orfandad que tiene su reflejo en las innumerables cartas que sobre el tema se publican en el Correo de Lectores del Expreso. "Los años duros los hacemos entre todos. Este que pasó fue un año duro, porque cada vez menos gente fue a los recitales, cada vez se hicieron menos recitales... En fin, el público y los músicos parecen haber perdido contacto... las 'épocas doradas' de Luna Parks llenos, y fe, amistad y 'movimiento' parecen haber aflojado, un poco por culpa de todos nosotros... Se habla de la 'muerte de rock' como si fuera algo externo, no algo que depende de todos..:'(N. de la R., Correo de Lectores, abril de 1979). La algarabía (no exenta de agresividad), el chauvinismo (antes inexistente en el ámbito de la música joven), y en algunos casos, directamente la violencia se hacen presentes en los recitales de rock, y reemplazan el clima de solidaridad-encuentro que siempre los había caracterizado. "No... no podía incorporarme, incluirme. Me acuerdo de un recital de MIA, que toda la gente estaba reagresiva, y yo no podía incorporarme... me sentía muy mal en el recital. Ya no encontrabas el sentimiento de solidaridad..." (Carlos, empleado, 30 años). El individualismo reemplaza a la solidaridad, el consumo privado a la sociabilidad. No obstante, si ésto es lo que ocurre en el ámbito de lo público, el rock nacional logra conservar en esta etapa dos instancias que lo sostienen como movimiento. Una es el Expreso Imaginario, y otra el pequeño grupo de amigos. "...es lindo saber que por lo menos una revista como el Expreso está funcionando, que mantiene a la gente sabiendo que no están solos, que pone un poco de calor -calor, amor-, que ayuda a la esperanza, que aminore el karma de los argentinos. Con amor Rama Ran" (Rama Ran, Correo, enero 1978). "Amo a la revista... ese pedazo de vida que nos alienta a seguir tirando para adelante." (Horacio, Correo, abril 1978). "...la Revista atesora las expectativas mensuales de mucha gente que aspira a cambiar el orden establecido de las cosas, aún sin saberlo." (Ernesto, Correo, abril 1979). "La idea del Expreso... fue crear un medio que sirviera de contacto de distintos grupos creativos... la idea era fortificarnos, apoyar a ios músicos, apoyar los festivales y los recitales como lugares de encuentro. Encaramos como pudimos una especie de resistencia. Pero suponete: durante el mundial nosotros no hablábamos del mismo, hicimos como si no existiera... seguíamos con nuestra conversación." (Jorge Pistocchi, director del Expreso). Son reuniones de amigos las que, además de sostener una identidad que encuentra pocos referentes externos para recrearse, cumplen también el crucial papel de socializar a las nuevas generaciones de futuros miembros del movimiento. "Y cuando escuchábamos música había pibes de 14, de 15, de ll, sobrinos, hermanos de alguno de nosotros que se enganchaban, entraban tambìén a escuchar, y entonces iban mamando lo mismo, ¿viste?, iban mamando lo mismo." (Luis, empleado, 31 años). "Parece que la cosa se está animando" augura Mordisco en Julio, al anunciar la realización de dos recitales en Obras. "En un momento en que se dice... 'el rock está muerto, acá no pasa nada', recordamos el Luna Park los días 29 y 30 de mayo, y sacamos como conclusión que muere quien quiere morir. Esos días se vio que acá no murió nada... es distinto muerte a incomunicación... se acabó el lamento: 'Está todo muerto' ¿Es que acaso no estamos vivos?" (Editorial de Mordisco, julio 1979).
"... más de treinta mil personas y muchos más que no pudieron entrar... No fuimos a ver a un artista extranjero. Fuimos a vernos a nosotros mismos; marginados por los medios de difusión, confundidos por las demás generaciones. Así fue como el aplauso también fue hacia adentro, hacia nosotros mismos... Junto a Almendra pudimos decir: acá estamos. Que tenemos nuestra cultura, nuestro espacio... todos con ganas de saber que estábamos juntos, presentes, sintiéndonos parte de algo..." (Ralph Rothschild, Mordisco, enero 1980). A partir de los recitales de diciembre de 1979 (35.000 personas), se produce un aluvión de jóvenes en los conciertos que tiene su expresión máxima en diciembre del '80, cuando Serú Girán convoca a 60.000 personas en La Rural. ¿Cuál es la respuesta del Proceso?: La represión. Otro sector está conformado por los nuevos adherentes al movimiento que son, en primer lugar, adolescentes. Pero también se acercan al rock nacional, por prìmera vez en forma masiva, universitarios, y el "rockero histórico" frunce el ceño ante un invitado inesperado en su fiesta. "... pareciera que un estudíante universitario no está en la mano de la música rock. Gente: tengo 21 pirulos; me gusta el jazz-rock, puedo llegar a fin de mes mucho más fácil que la mayoría de ustedes y quizás justo por eso, gente como yo es la que más necesita que se les 'abra la cabeza' ... si hasta ahora yo me sentí parte de este gran movimiento juvenil, ¿tengo que entender que yo no formo parte de él? Contesten lo que contesten, yo no pienso dejar esta gran onda y meterme en la gran Basura...los que estamos en la facultad también podemos amar esa onda que tira la gente del rock. Quisiera que cambiara la actitud que existe hacia los no pocos que somos universitarios..." (Gustavo, Correo de Lectores, Expreso Imaginario, mayo 1980). "¿En el recital de Manal te pasaba lo mismo que en el de Almendra? Sí, pero con más polenta, Manal te puso más en la realidad. Si con Almendra recuperabas la energía, con Manal recuperabas la ideología...Manal era la mística del rock, mucho más que Almendra... era la ideología en caliente. Venían de Avellaneda, qué sé yo... era lo mismo que Moris. Fue un volver a vivir." (Carlos, empleado, 30 años). "El rock nacional... sigue siendo el único cuerpo más o menos estructurado desde el cual se ejerce el siempre solitario y sacrificado papel de la disidencia. Una disidencia cultural y de vida... Lo que está propuesto simplemente es un ejercicio de libertad, donde las únicas herramientas admitidas son la autenticidad y el talento... Los jóvenes llegan al rock huyendo de la mentira y la falsificación, buscando comunicarse de una forma más o menos humana, en un medio donde los únicos lugares de reunión tolerados parecen ser las canchas y las discotecas." (Claudio Kleiman, Zaffl, junio de 1980). Dicho ámbito también es detectado por el Proceso, que preocupado por la creciente masividad del fenómeno contestatario, incrementa la represión. A parfir de agosto de 1980, las páginas del Expreso y Zaffl están repletas de alusiones y testimonios referidos a la acción policial en los recitales. Pero, no obstante las presiones (y represiones) en contrario, el movimiento no deja de crecer, y en diciembre se congregan (sin que nadie lo esperara, por lo menos en esa cantidad) sesenta mil jóvenes para asistir a un recital gratis del grupo Serú Girán en La Rural. "... las letras de las canciones son una flecha apuntada directamente a los cerebros adormilados, una síntesis que encuentra su cumbre en temas como Alicia... hoy Charly García tuvo cuarenta mil voces en vilo gritando 'No se banca más' frente a las cámaras de ATC..." (Pablo Perel, Zaffl, diciembre de 1980). Obviamente que el "No se banca más" no fue suficiente argumento para evitar que la policía reprimiera a la salida del recital, y siguiera reprimiendo en lo sucesivo. Sin embargo, a partir de ese momento, la acción policial no va a ser la única relación que se establezca entre el Estado y el rock nacional, porque la naciente administracibn militar, en concordancia con su politica más general, se plantea una estrategia de diálogo con el movimiento. Un movimiento que, entre otras cosas, logra independencia económica respecto de las compañías multinacionales para autoproducirse, tanto las giras y los recitales como los discos. El proyecto de Viola parecía un intento de sentar las bases de un futuro Ministerio de la Juventud y había visualizado en el movimiento de rock a un interlocutor válido para que participara en la apertura política en su renglón específico: los jóvenes. "Gilberto y Charly, derechos y humanos... El show... sucumbió al ser nombrada Joan Baez (cantante que se encontraba en el público y que tiene prohibido actuar en nuestro medio) ... Se produce la entrada de Charly que canta 'no te dejes desanimar/ no te dejes matar/quedan tantas mañanas por andar'. Yo creí por un segundo que con Joan Baez sentada al lado mío lagrimeando, Gilberto con 'Woman don't cry' de Marley y Charly adosando su 'ayer soñé/ con los hambrientos, los locos/los que se fueron/ los que están en prisión' que un fuerte aullido iba a partir el estadio como un frágil broiche... por un momento todos entramos al Reino del Artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos que dice: 'Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado aaa...' -Así que vos sos piola, ¿no? Ahora vamos a ver si sos macho..." (Roberto Pettinato, Expreso Imaginario, junio de 1981). "Al rato suben Los Abuelos de la Nada. Tengo la certeza de que la gente no va a entender la propuesta. Más tarde aparecen los primeros proyectiles... Mario Luna sale a escena y explica su teoría al público de que los que arrojen proyectiles son policías de civil. Esto suena demasiado pesado... pienso... Vuelvo a creer que la audiencia necesita algo más elaborado o conceptual o serio... Sigo creyendo que la gente está oprimida, cansada de tanta persecución... y no permiten que el músico se divierta. Son como tus padres..." (Roberto Pettinato, Expreso Imaginario, marzo 1982). "EI: Yo, por ejemplo, siempre escucho pibes que entre tema y tema gritan: ¡Hablá, Charly! Nito: ¡Pero eso es una manía! ¿a qué vas a los recitales, a escucharlo hablar o a escuchar la música?... En una de esas, el músico dice algo que ya sabe todo el mundo, que es obvio, y el tipo dice: `ah, mirá qué lindo, ¡qué cosa djo!; lo que pasa es que era algo que el tipo pensaba y se ve reflejado, el músico lo dice por él ..." (Reportaje a Nito Mestre, Expreso Imaginario, diciembre 1980). "...la gente está esperando un tipo de mensaje... necesita fuerza, vitalidad... y en las letras denunciamos cosas... Y hacemos todo lo que podemos para que la gente salga dada vuelta... y no necesitan un mensaje que diga '¡hay que hacer esto!'..." EI: ¿Entonces no hay un mensaje claro? No, el mensaje es lo que está sucediendo:" (Entrevista a Charly García, Expreso Imaginario, diciembre 1981). "La gente (disfruta) ... algo mediocre y poéticamente nulo. Se habla del rock nacional como si fuera un presidente anónimo o un líder exiliado. La identificación nace porque no existen salidas posibles a nuestra situación." (Estela, Correo, Expreso Imaginario, mayo 1982). Es que los actos de masas de los movimientos sociales representan fines en sí mismos, la música sólo es una excusa. Un recital en el cual los temas se aplauden más apenas son reconocidos sus primeros acordes que al finalizar, habla a las claras de que la música está cumpliendo una función distinta a la estética. Antes de Malvinas el rock nacional ya está cumpliendo a pleno su papel de movimiento contestatario de amplios sectores de lajuventud. Malvinas aparece como un intento de Galtieri de resolver, mediante un hecho militar que toca hondamente el sentimienta de todos los argentinos, "...los conflictos políticos domésticos y refundar las bases de legitimación de un proyecto político sutoritario ..." Ante una invitación de las autoridades militares a realizar un concierto de músicos de rock con motivo de la guerra, el movimiento responde con el "Festival de la Solidaridad Latinoamericana", el 16 de mayo, en Obras Sanitarias. Un doble propósito lo guía: ratificar una voluntad de paz, y prestar algún tipo de ayuda a las necesidades de los jóvenes acantonados en el sur, amigos, hermanos, compañeros de los 60.000 chicos y chicas que se acercan a Obras para colaborar con pulóveres, pañuelos, cigarrillos, ropa de abrigo, etc. "... el rock nacional ... fue el primer grupo de gente que cantó algo de paz en el momento de una guerra, en un momento que había un miedo terrible a hablar de la paz porque estaban todos los milicos copados con la guerra. El rock nacional fue el primero al que se le ocurrió hacer un festival por la paz, y decirle no, loco, lo que están haciendo está mal... eso para mí es el sentimiento del rock." (Rubén)
La toma de Malvinas significa para el rock nacional la posibilidad de su difusión masiva en los medios audiovisuales que hasta entonces le habían negado sus espacios. Ante la decisión de las autoridades de no transmitir más música en inglés, los programadores radiales deben apelar a la música que desde hacía años esperaba ser reconocida. Las cartas del correo de lectores se hacen cada vez más críticas: "...empecemos hoy, ya mismo, a pasarle la pala y el rastrillo a esta Argentina violentada, violada, estuprada por esa secta de fariseos uniformados que la vienen sometiendo ininterrumpidamente desde el 24 de marzo de 1976." (Eduardo, Pan Caliente, setiembre de 1982). "Yo creo que (el rock) llegó al máximo de popularidad dentro del país. A partir (de este momento) ... la gente va a tener más canales de expresión, no sólo el rock. Entonces van a ir a los recitales de rock o de quien sea, si consideran que es una música verdadera y auténtica. Antes quizá se iba a los recitales porque era un lugar para estar juntos ... El rock fue tomado como el movimiento que respatdó a la gente... pero ahora el rock es un canal más de expresión." (León Gieco, Pelo, abril 1983). "¡Se va a acabar, la dictadura militar! Charly baila al son del canto ... 'Los desaparecidos, que digan dónde están'. Charly se sienta al piano, los gritos inundan el estadio. Mira al público, divertido. 'Canten, canten... ¿Quieren cantar eso? Cántenlo, está perfecto... pero acá no va a haber nadie que les responda, seguramente. Así que vamos a seguir con la música. Y lo que está desapareciendo, no va a desaparecer más. Y lo que está ahora, va a desaparecer, obviamente'. Lo ovacionan. 'Tengamos fe en eso (Se ríe y eleva un dedo admonitorio). Hay que votaaar... Hay que votaaar... Habría que crear un partido nuevo...' Mira a sus músicos socarronamente, la gente comienza a corear: '¡Charly presidente!' 'No sé, no sé...' Todos están de pie, aplaudiendo, a ritmo. '¡Charly presidente! ¡Charly, presidente!" (Humor, Crónica de Gloria Guerrero del recital de Obras Sanitarias, marzo de 1983). "Yo no veo, desde mi punto de vista, ningún candidato que represente una alterriativa humanista y revolucionaria... Para mí la actitud más coherente a asumir es que la ideología nuestra sigue siendo en parte ser irreductibles, no utilitaristas, con un románticismo aguerrido, lúcido... para aportar pequeñas dosis de belleza para la gente, para seguir manteniendo ese sentimiento de incorruptibilidad que podemos ostentar. Y por ahí pasa la ideología del rock, su coherencia en el tiempo." (Luis Alberto Spinetta, Pelo, octubre de 1983). Con el arribo de la democracia, el rock no tiene muy en claro qué propuesta asumir. Las opciones van desde la planteada por Spinetta (seguir siendo el reducto de lo incorruptible) hasta la vehiculizada por Los Abuelos de la Nada: divertir.
En el medio, las variantes son infinitas: transformar al movimiento en algo más que un público que asiste a recitales, creando "Centros de las buenas ondas" que realicen acción comunitaria (Piero); seguir jugando a la violencia contra el sistema (Pappo) o reinsertar al movimiento en el underground, como única alternativa de evitar la comercialización creciente (Miguel Zavaleta). "Creo que existe demasiado drama en el rock... Pienso que hay que devolverle al Rock la cuota de esparcimiento que antes tenía. Sería bueno que el rock incitara a algo, a bailar, a cantar y no sólo a compadecerse de los pobres que sufren en este país." (Charly García, Pelo, julio 1983). "Charly García es un chanta... Es un tipo que levantó a mi generación cantando en contra de la grasa de las capitales y que no había que transar con todo eso. Y ahora está totalmente en la grasa... Se vendió totatmente... transó en las letras y en las músicas, en su forma de actuar. Transó porque ahora está haciendo la fácil, no se juega... En Serú terminó todo para Charly." (Roberto y Ricardo). Cual aprendiz de hechicero, Pappo es desbordado por su propia propuesta de violencia y sus seguidores no sólo rompen butacas, autos y estadios, sino que comienzan también a destrozar la propia infraestructura del músico: escenario, luces, equipos, etc., ante un pedido de Pappo de "... dejar las cadenas de lado". "Ahora también hay mucha cana, casi lo mismo que antes. ¡Qué democracia ni democracia! Si es lo mismo... para mí es lo mismo, aunque antes era mucho más: te veían y te paraban, te pedían documentos y ahora te marcan. Siempre te van a marcar. Pero no te piden tanto documento como antes." (Felipe, obrero de la construcción, admirador de Pappo, 24 años). "Ahora se acabó la ilusión y volvemos a enfrentarnos con una realidad nuy dura. De mitad del 82 en adelante se empezó a vivir un desate, era 'pasémosla bien'. Se perdió un código estético... Ahora eso se está acabando y regresamos a la armonía y las buenas letras. Como que el rock tiene que volver a tomar un tipo de público que lo siga por la calidad de lo que ofrece y por la actitud ante la vida." (Miguel Zavaleta, Twist y gritos, agosto de 1984). La propuesta de Zavaleta es la vuelta a lo underground como única posibilidad de "zafar" de lo comercial. Es la posibilidad de volver a poner en funcionamiento la comunicación que es la piedra angular del movimiento. Porque mientras un Obras es para testear una propuesta, un "pub" es para construirla. "Cuando el rock era marginal veía que la gente entendía perfectamente lo que yo hacía. Ahora es otro público, que antes consumía Safari y ahora consume rock. Bueno, yo les doy lo mejor de mí a ellos, pero no sé si les puedo tirar la mejor de mis ondas a esos públicos masivos. Las veces que lo hice...fue un poco difícil." (Miguel Zavaleta, T y Gritos agosto 1984). |
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