Los Beatniks graban en 1966 el primer disco del rock nacional: Rebelde
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La Cueva
"Puede ser que me odien, hasta alguno puede pensar que soy un resentido, te confieso que no lo soy, pero te digo la verdad: La Cueva era una cagada y de La Perla nos sacaban a patadas por el pelo largo. La Perla del Once era una pizzería que se llenaba de estudiantes universitarios. Nosotros no cuadrábamos. La Cueva era horrrible: no tenía acústica, no tenía ventilación, el local estaba sucio y lleno de pulgas." (Litto Nebbia)


Primeros años de la década del 60. En Buenos Aires, todos los músicos estaban copados por el jazz de post guerra. Entonces es donde se empieza a imitar en nuestro país, la moda de los boliches de jazz. Cáceres, un trompetista, decide poner un boliche de este tipo y alquila un pequeño local en Pueyrredón 1723. El sitio se llama " La cueva de Pasrotus". Se arman las primeras zapadas con músicos de jazz. Roberto Rosado, dueño del local, ve el posible negocio y pasa a encargarse del manejo del mismo. Para ello pone a Bravo (admisnistrador del local) y Bianco (mozo). La Cueva (comienza a llamarse así) entra en auge. Rosado intenta poner músicos estables, pero nunca se sabía quienes eran los músicos estables, porque siempre eran distintos.

Miguel Abuelo
Pipo Lernoud y Miguel Abuelo

Héctor "Bola de Ruido" Starc (de Aquelarre):Cuando empecé a tocar enchufaba todo en serie y tocaba al mango. Era insoportable. El gordo Billy Bond me bautizó así en La Cueva. Ojo, yo fui a La Cueva II, la de Rivadavia. No me dajban tocar hasta que un día me encontré en el colectivo con Pappo y entré con él. A partir de ese día fue como si hubiera aprobado el exámen. Pappo es lo más, lo tengo allí arriba con Javier martínez, que todavía dice que el rock en castellano empezó en mi casa. Resulta que ensayaba con un grupo instrumental en mi casa. Y un día se puso a joder cambiándole la letra a un tema de Donovan, Mellow Yellow: "...mejor chupame un huevo"...
...salió disparado como un loco, convencido de que había que cantar en castellano.

La Cueva
La Cueva en los ´80, ya cerrada. Alli funcionaba una casa de reparación de electrodomésticos. Hoy fue tirada abajo y se ha construido un edificio.

 

Mods
el público de La Cueva...Buenos Aires '60 ...wooow

 

La Cueva

Javier Martínez: Me acuerdo de cuando aparecieron Los Gatos en La Cueva. Para mí eran héroes, porque si bien nosotros estábamos en un gran naufragio en la ciudad, ellos ya venían de otra, y se estaban comiendo un cable terrible, el cable eterno de la conquista llevando, no se, sólo tus sueños en la valija. Por eso fue muy importante cuando Los Gatos la pegaron. Porque nos representaban a todos nosotros. Fueron el comienzo.

Miguel Abuelo: Yo nunca canté en la Cueva. Ahí se tocaba eléctrico y yo era un cantante callejero. Yo iba a buscar novias y a juntarme con amigos.

Litto Nebbia: Tocábamos desde las diez de la noche y hasta las cuatro de la mañana, prácticamente sin parar, por un dinero mínimo con el cual pagábamos la pensión para dormir y un café con leche. Pero al menos era un trabajo estable que nos permitía dedicarnos todo el día a ensayar y a seguir con nuestras ilusiones de armar el grupo.

Carlitos Carranza: Yo quería ir a ver a mi novia los jueves, entonces le propuse a Litto que me reemplazara esa noche. El sueldo era de 120 pesos por tocar seis horas. Un tiempo después, cerca de fin de año creo, los otros muchachos también pensaron en tomarse un día libre como yo, y le dijeron a litto que se trajera a otros músicos para hacer el reemplazo completo los jueves. Por ese ofrecimiento Litto y Ciro llamaron a Kay Galiffi primero y a Moro después.

Sandro: Una noche en La Cueva, vino Litto y me dijo: "Che, loco, que te parece este tema?". Siempre hablaba así, decía loco. Y me pasó una canción apoyado en el guardarropa, con la guitarrita. Yo le dije: "Mirá, no está mal, pero no creo que funcione". Opinaba usando mi sentido comercial, claro. Lo que me había hecho escuchar era La Balsa.

Horacio Martínez: Sandro era el que mas confiaba en toda esa polenta. Respetaba mucho a Litto, a Moris, a Javier. Me acuerdo que cuando salió el disco de Los Gatos y tuvo tanto éxito, Sandro me dijo que claro, que no podía ser de otra manera... Y eso de que no le gustó La Balsa cuando Litto se la mostró... puede ser. Lo seguro es que respetaba enormemente el trabajo de toda la gente de La Cueva. Y confiaba. Mucho antes de La Balsa.
Una noche nos enteramos de que venía la cana y cuando llegó se encontró con 14 tipos arriba del escenario. Es que los músicos con la excusa de que estaban trabajando podían salvarse de que los llevaran.

En otoño del 67 se oyeron dos detonaciones en la Cueva y se vio que un denso humo invadía el sótano. Al salir el público se encontraon que afuera estaban esperando los bomberos y las cámaras de TV.

En Canal 7 un locutor describía "las orgías" que se llevaban a cabo en ese "antro juvenil de perdición y depravación" que Buenos Aires sufría "como un cáncer".

Billy Bond: yo de la Cueva me había ido tres o cuatro meses antes, después de pelearme con Bravo porque nos robaba. No tenía sentido pasarse la noche entera para no ganar nada, y de repente comerte un garrón.

Sandro y Billy Bond
Sandro y Billy Bond

Sandro & Billy Bond
Billy Bond
& Sandro

Billy Bond: Cuando conocí la Cueva ya no era Jamaica sino Pasarotus (se tocaba jazz). Ahí vi por primera vez en mi vida, fumar haschis. Estoy hablando de 1964, para nosotros eso era hablar marciano, ni siquiera en chino. lo fumaban los negros que iban a tocar free, todos super locos.

Sandro y Billy Bond comienzan a frecuentar la Cueva, justo en un momento que el negocio empieza a declinar. Entonces a Bond se le ocurre volver a poner música en el lugar pero orientada al rock and roll. Habla con Bravo y le propone (luego de un parate de seis meses en que no tocó nadie) regentear el negocio. Ponen a tocar al conjunto Las Sombras del cual Billy Bond era el cantante. Sandro tambien se muestra interesado por la idea y, pasando sobre Billy Bond, firma un contrato con Rosado para tocar con Sandro y los de Fuego y además rebautizan el lugar como La cueva de Sandro, sin éxito. Sandro desaparece y Bravo llama a Billy Bond para hacer todo de nuevo. Al haber música todos los días, vuelve a concurrir la gente. Allí es donde aparecen por primera vez Tango, Moris y Javier Martínez. Moris en ese entonces era un cantante amateur de bossa nova, y lo hacía muy bien. Pero La Cueva está dando sus últimos pasos. Las contínuas razzias policiales lo hacían un lugar insoportable. Litto Nebbia batió el record de detenciones: 21 en un mes. Dos años después, Rosado cierra el local e instala una casa de reparación de artefactos.

Zaguri, Moris, Martínez y Miguel Abuelo
Javier Martínez, Moris, Pajarito Zaguri y Miguel Abuelo, en la esquina de La Cueva...

 

Sandro
Sandro, un oportunista

"Muchachos, hay un lugar para copar!" Pajarito Zaguri entró a los gritos en la sala de Callao 11 donde Sandro estaba ensayando con sus Black Combo. Era otoño de 1965. Y el lugar que decía Pajarito quedaba en Puyrredón 1723, casi esquina Juncal.
Sandro: "Creo que ésa fue la primera vez que escuché la palabra copar.
"Nos metimos en La Cueva tres días seguidos para redecorar todo al estilo rock. Pusimos arpilleras, varillitas. Tambien hicimos un escenario.

Chicas sixties
Billy Bond...y la chicas de La Cueva.

Rocky Rodríguez: Chicas había pero no muchas. No estaban involucradas del mismo modo que nosotros. Iban más que nada atraídas por la curiosidad. Después en la Plaza Francia aparecieron más.

Rosado
Rosado, el dueño del local

Roberto Rosado: No había mesas ni sillas. Sólo almohadones y algunos divanes en los costados, contra las paredes. Había un mostrador largo, una heladera y la gente estaba siempre parada.

Los Gatos
Los Gatos actuando en La Cueva

Billy Bond: Los Shakers eran habitués. Digo Hugo y osvaldo Fattorusso. Hugo tocaba el piano maravillosamente, y Osvaldo que en el grupo tocaba la guitarra, era un baterista de puta madre, a los 17 años había ganado el premio al mejor baterista de jazz del Uruguay.

La Cueva fue escenario de una par de escenas de el largometraje "El perseguidor" basado en el cuento de Julio Cortázar sobre la vida, pasión y muerte de Charlie Parker. Fue protagonizada por Sergio Renán.

Rocky Rodríguez: Yo tendría 17 años, había pasado muchas veces por la puerta, escuchaba música, veía salir humo y me quería asomar, pero era pendejo. Lo que pasa es que yo era del barrio...vivía a tres cuadras. Por eso conocí La Cueva antes que muchos. Iba a hacer las compras al mercado de la esquina, entendés?. Y una noche me animé, me metí y me volví loco. Era La Cueva de Pasarotus, no tenía nada que ver con el rock and roll. se tocaba jazz moderno y para mí era alucinante. Yo todavía no era músico, tocaba una guitarra pero nada más. Ahí en La Cueva conocí a Moris, Javier, el Gordo Martínez, Tango...

Javier Martínez: Yo llegué a La Cueva en el 64. No recuerdo qué día pero sí seguro que fue en el 64. No recuerdo qué día pero sí seguro que fue en el 64. ahí estaba un boliche de jazz que se llamaba Pasarotus y que tiene una historia increíble. Porque vos fijate que podés unir la historia del rock naciente con una historia de jazz que en ese momento había desaparecido pero que tenía un currículum increíble. Porque allí tocó Dizzy Gillespie, ahí cantó Juliette Greco, en ese escenario chiquitito, en ese lugar inverosímil. Tenía como máximo cuatro metros de ancho por diez metros de largo. Era un corredor, una cosa exigua, una cosa de nada para un boliche. Era un lugar sin categoría porque estab fuera de toda clasificación. Y era muy surrealista...
...aparecían a las tres de la mañana chicas en soirée,
...con vestido largo, tipos con smocking y moñito, gente que venía de Mau Mau, que sé yo, de boliches del centro, súper caros, o de fiestas fastuosas. Y se venían a dar el toque bohemio a este boliche de rock.

Miguel Abuelo: Después había un espacio como medio circular donde entraba la gente para ver el show. Y después el escenarito, que estaba contra la calle. Vos entrabas, girabas la cabeza a la derecha y ahí estaba el escenario. mirabas al frente y ahí estaba el público en ese sector circular que te decía. El decorado era bastante pobre, pero nosotros no íbamos a buscar un buen decorado. El decorado éramos nosotros.

Litto Nebbia
Litto Nebbia, ensayando en La Cueva


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