La
Cueva
"Puede ser que me odien, hasta alguno puede pensar que
soy un resentido, te confieso que no lo soy, pero te digo la verdad: La Cueva era una
cagada y de La Perla nos sacaban a patadas por el pelo largo. La Perla del Once era una
pizzería que se llenaba de estudiantes universitarios. Nosotros no cuadrábamos. La Cueva
era horrrible: no tenía acústica, no tenía ventilación, el local estaba sucio y lleno
de pulgas." (Litto Nebbia)
Primeros años de la
década del 60. En Buenos Aires, todos los músicos estaban copados por el jazz de post
guerra. Entonces es donde se empieza a imitar en nuestro país, la moda de los boliches de
jazz. Cáceres, un trompetista, decide poner un boliche de este tipo y alquila un pequeño
local en Pueyrredón 1723. El sitio se llama " La cueva de Pasrotus". Se arman
las primeras zapadas con músicos de jazz. Roberto Rosado, dueño del local, ve el posible
negocio y pasa a encargarse del manejo del mismo. Para ello pone a Bravo (admisnistrador
del local) y Bianco (mozo). La Cueva (comienza a llamarse así) entra en auge. Rosado
intenta poner músicos estables, pero nunca se sabía quienes eran los músicos estables,
porque siempre eran distintos.
Pipo Lernoud y Miguel Abuelo
Héctor "Bola de
Ruido" Starc (de Aquelarre):Cuando empecé a tocar enchufaba todo en serie y tocaba al mango. Era
insoportable. El gordo Billy Bond me bautizó así en La Cueva. Ojo, yo fui a La Cueva II,
la de Rivadavia. No me dajban tocar hasta que un día me encontré en el colectivo con
Pappo y entré con él. A partir de ese día fue como si hubiera aprobado el exámen.
Pappo es lo más, lo tengo allí arriba con Javier martínez, que todavía dice que el
rock en castellano empezó en mi casa. Resulta que ensayaba con un grupo instrumental en
mi casa. Y un día se puso a joder cambiándole la letra a un tema de Donovan, Mellow
Yellow: "...mejor chupame un huevo"...
...salió disparado como un loco, convencido de que había que
cantar en castellano.
La Cueva en los ´80, ya cerrada. Alli
funcionaba una casa de reparación de electrodomésticos. Hoy fue tirada abajo y se ha
construido un edificio.
el público de La Cueva...Buenos Aires '60 ...wooow
La Cueva
Javier Martínez: Me acuerdo
de cuando aparecieron Los Gatos en La Cueva. Para mí eran héroes, porque si bien
nosotros estábamos en un gran naufragio en la ciudad, ellos ya venían de otra, y se
estaban comiendo un cable terrible, el cable eterno de la conquista llevando, no se, sólo
tus sueños en la valija. Por eso fue muy importante cuando Los Gatos la pegaron. Porque
nos representaban a todos nosotros. Fueron el comienzo.
Miguel Abuelo: Yo nunca
canté en la Cueva. Ahí se tocaba eléctrico y yo era un cantante callejero. Yo iba a
buscar novias y a juntarme con amigos.
Litto Nebbia: Tocábamos
desde las diez de la noche y hasta las cuatro de la mañana, prácticamente sin parar, por
un dinero mínimo con el cual pagábamos la pensión para dormir y un café con leche.
Pero al menos era un trabajo estable que nos permitía dedicarnos todo el día a ensayar y
a seguir con nuestras ilusiones de armar el grupo.
Carlitos Carranza: Yo
quería ir a ver a mi novia los jueves, entonces le propuse a Litto que me reemplazara esa
noche. El sueldo era de 120 pesos por tocar seis horas. Un tiempo después, cerca de fin
de año creo, los otros muchachos también pensaron en tomarse un día libre como yo, y le
dijeron a litto que se trajera a otros músicos para hacer el reemplazo completo los
jueves. Por ese ofrecimiento Litto y Ciro llamaron a Kay Galiffi primero y a Moro
después.
Sandro: Una noche en La
Cueva, vino Litto y me dijo: "Che, loco, que te parece este tema?". Siempre
hablaba así, decía loco. Y me pasó una canción apoyado en el guardarropa, con la
guitarrita. Yo le dije: "Mirá, no está mal, pero no creo que funcione".
Opinaba usando mi sentido comercial, claro. Lo que me había hecho escuchar era La
Balsa.
Horacio Martínez: Sandro
era el que mas confiaba en toda esa polenta. Respetaba mucho a Litto, a Moris, a Javier.
Me acuerdo que cuando salió el disco de Los Gatos y tuvo tanto éxito, Sandro me dijo que
claro, que no podía ser de otra manera... Y eso de que no le gustó La Balsa cuando Litto
se la mostró... puede ser. Lo seguro es que respetaba enormemente el trabajo de toda la
gente de La Cueva. Y confiaba. Mucho antes de La Balsa.
Una noche nos enteramos de que venía la cana y cuando llegó se encontró con 14
tipos arriba del escenario. Es que los músicos con la excusa de que estaban trabajando
podían salvarse de que los llevaran.
En otoño del 67 se oyeron
dos detonaciones en la Cueva y se vio que un denso humo invadía el sótano. Al salir el
público se encontraon que afuera estaban esperando los bomberos y las cámaras de TV.
En Canal 7 un locutor
describía "las orgías" que se llevaban a cabo en ese "antro juvenil de
perdición y depravación" que Buenos Aires sufría "como un cáncer".
Billy Bond: yo de la
Cueva me había ido tres o cuatro meses antes, después de pelearme con Bravo porque nos
robaba. No tenía sentido pasarse la noche entera para no ganar nada, y de repente comerte
un garrón. |
Sandro y Billy Bond
Sandro & Billy Bond
Billy Bond & Sandro
Billy Bond: Cuando conocí la Cueva ya no era Jamaica sino Pasarotus
(se tocaba jazz). Ahí vi por primera vez en mi vida, fumar haschis. Estoy hablando de
1964, para nosotros eso era hablar marciano, ni siquiera en chino. lo fumaban los negros
que iban a tocar free, todos super locos.
Sandro y Billy Bond comienzan a
frecuentar la Cueva, justo en un momento que el negocio empieza a declinar. Entonces a
Bond se le ocurre volver a poner música en el lugar pero orientada al rock and roll.
Habla con Bravo y le propone (luego de un parate de seis meses en que no tocó nadie)
regentear el negocio. Ponen a tocar al conjunto Las Sombras del cual Billy Bond era el
cantante. Sandro tambien se muestra interesado por la idea y, pasando sobre Billy Bond,
firma un contrato con Rosado para tocar con Sandro y los de Fuego y además rebautizan el
lugar como La cueva de Sandro, sin éxito. Sandro desaparece y Bravo llama a Billy Bond
para hacer todo de nuevo. Al haber música todos los días, vuelve a concurrir la gente.
Allí es donde aparecen por primera vez Tango, Moris y Javier Martínez. Moris en ese
entonces era un cantante amateur de bossa nova, y lo hacía muy bien. Pero La Cueva está
dando sus últimos pasos. Las contínuas razzias policiales lo hacían un lugar
insoportable. Litto Nebbia batió el record de detenciones: 21 en un mes. Dos años
después, Rosado cierra el local e instala una casa de reparación de artefactos.
Javier Martínez, Moris, Pajarito Zaguri
y Miguel Abuelo, en la esquina de La Cueva...
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Sandro, un oportunista
"Muchachos, hay un lugar para
copar!" Pajarito Zaguri entró a los gritos en la sala de Callao 11 donde Sandro
estaba ensayando con sus Black Combo. Era otoño de 1965. Y el lugar que decía Pajarito
quedaba en Puyrredón 1723, casi esquina Juncal.
Sandro: "Creo que
ésa fue la primera vez que escuché la palabra copar.
"Nos metimos en La Cueva tres
días seguidos para redecorar todo al estilo rock. Pusimos arpilleras, varillitas. Tambien
hicimos un escenario.
Billy Bond...y la chicas de La Cueva.
Rocky Rodríguez: Chicas
había pero no muchas. No estaban involucradas del mismo modo que nosotros. Iban más que
nada atraídas por la curiosidad. Después en la Plaza Francia aparecieron más. |
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Rosado, el dueño del localRoberto Rosado: No había mesas ni sillas. Sólo
almohadones y algunos divanes en los costados, contra las paredes. Había un mostrador
largo, una heladera y la gente estaba siempre parada.
Los Gatos actuando en La Cueva
Billy Bond: Los
Shakers eran habitués. Digo Hugo y osvaldo Fattorusso. Hugo tocaba el piano
maravillosamente, y Osvaldo que en el grupo tocaba la guitarra, era un baterista de puta
madre, a los 17 años había ganado el premio al mejor baterista de jazz del Uruguay.
La Cueva fue escenario de una par
de escenas de el largometraje "El perseguidor" basado en el cuento de Julio
Cortázar sobre la vida, pasión y muerte de Charlie Parker. Fue protagonizada por Sergio
Renán.
Rocky Rodríguez: Yo tendría 17
años, había pasado muchas veces por la puerta, escuchaba música, veía salir humo y me
quería asomar, pero era pendejo. Lo que pasa es que yo era del barrio...vivía a tres
cuadras. Por eso conocí La Cueva antes que muchos. Iba a hacer las compras al mercado de la esquina, entendés?. Y una noche me animé, me metí y me volví loco.
Era La Cueva de Pasarotus, no tenía nada que ver con el rock and roll. se tocaba jazz
moderno y para mí era alucinante. Yo todavía no era músico, tocaba una guitarra pero
nada más. Ahí en La Cueva conocí a Moris, Javier, el Gordo Martínez, Tango... |
Javier Martínez: Yo llegué a La Cueva en el 64. No recuerdo qué día pero sí
seguro que fue en el 64. No recuerdo qué día pero sí seguro que fue en el 64. ahí
estaba un boliche de jazz que se llamaba Pasarotus y que tiene una historia increíble.
Porque vos fijate que podés unir la historia del rock naciente con una historia de jazz
que en ese momento había desaparecido pero que tenía un currículum increíble. Porque
allí tocó Dizzy Gillespie, ahí cantó Juliette Greco, en ese escenario chiquitito, en
ese lugar inverosímil. Tenía como máximo cuatro metros de ancho por diez metros de
largo. Era un corredor, una cosa exigua, una cosa de nada para un boliche. Era un lugar
sin categoría porque estab fuera de toda clasificación. Y era muy surrealista...
...aparecían a las tres de la mañana chicas en soirée,
...con vestido largo, tipos con smocking y moñito,
gente que venía de Mau Mau, que sé yo, de boliches del centro, súper caros, o de
fiestas fastuosas. Y se venían a dar el toque bohemio a este boliche de rock.
Miguel Abuelo: Después había
un espacio como medio circular donde entraba la gente para ver el show. Y después el
escenarito, que estaba contra la calle. Vos entrabas, girabas la cabeza a la derecha y
ahí estaba el escenario. mirabas al frente y ahí estaba el público en ese sector
circular que te decía. El decorado era bastante pobre, pero nosotros no íbamos a buscar
un buen decorado. El decorado éramos nosotros.
Litto Nebbia, ensayando en La Cueva
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